¿Por qué dejé de leer?

martes, 2 de febrero de 2021


Desde que era una niña he tenido un gran amor por los libros. Tal vez por mi madre y las muchas veces que nos llevaba a mi hermano y a mí de paseo a la librería, o quizás porque leer me permite vivir experiencias que de otra manera no podría. Cual sea la razón, ser una bookworm es algo con lo que me identifico. 


En el pasado, si alguien me preguntaba qué tipo de persona era, no dudaba en decir que era una lectora apasionada. Leer es la razón por la cual comencé a escribir y bloguear. Nunca hubiera imaginado que un día estaría luchando por tomar un libro entre mis manos, de que me costaría mucho leerlo. Mucho menos hubiera pensado que pasaría un año antes de que pudiera terminar una lectura, pero por desgracia así fue.

 

2018 fue la ultima vez que tuve un libro en mis manos y lo leí de principio a fin. Sí, escuché dos audiolibros en 2019, pero sentir las páginas entre mis dedos y el sentimiento de alcanzar la última palabra es único.

 

Todos estamos de acuerdo en que 2020 no fue un buen año, y quizás mucho de nosotros tuvimos mucho tiempo libre que podríamos haber utilizado de manera productiva. Yo, por ejemplo, podría haber terminado varias lecturas, pero no lo hice. Lo intenté, en muchas ocasiones, pero mi mente no se concentraba en las palabras. Leer cada página se sentía como una obligación. ¿Cómo una amante de la lectura podría sentirse de esa manera?

 

Debo confesar que hay momentos donde sentí que nunca volvería a leer un libro, que mi inmenso amor por las palabras se había desvanecido. Luché tratando de encontrar la motivación para leer, lo que fuera. Los géneros que antes me encantaban ya no me interesaban. Tal vez ese era el final. De ahora en adelante, estaba destinada a ser unas de esas personas que esperan a que estrena la película o serie. No quería aceptar de que ese fuera el caso. Por esa razón, me forcé a leer, intenté releer algunas de mis novelas favoritas, leer un capitulo cada noche antes de dormir. Cualquier cosa que intentaba parecía fallar. Finalmente, me di por vencida. No podía obligarme a hacer algo que ya no disfrutaba.

 

No me malinterpreten, mi inhabilidad de terminar una lectura no me impedía seguir comprando libros. Todavía disfrutaba de ir a la librería o recibir un paquete en mi casa. Mis ojos disfrutaban de una hermosa portada. Entre menos leía más compraba.

 

Entonces, 2021 llegó y un nuevo año trae consigo ánimos renovados, y descuentos. En mis compras adquirí Coraline. Me encanta la adaptación cinematográfica por parte de Henry Selick. Incluso hice un cosplay del personaje para Halloween y TikTok. En los muchos años que he visto la película, nunca pensé en leer la novela. Fue una lectura corta y entretenida.

 

Finalmente tomaba un libro y lo leía de principio a fin. Mientras en el pasado podía terminar 189 páginas en una sentada, decidí leer poco a poco y en unos cuantos día terminé. Nuevamente me sentía regocijada, orgullosa  y complacida de saber que todavía lo tenía en mí. Leer todavía es lo mío.

 

Hay ocasiones en las que las cosas que solíamos disfrutar ya no nos emocionan. Crecemos y estamos en constante cambio, y no todo está destinado a ser para siempre. Y mientras en algunas ocasiones pensamos: “este es el final”, lo que realmente necesitamos es un descanso. No podemos forzar las cosas, debemos dejar que fluyan libremente y, eventualmente, regresarán a su lugar.

 

La lectura será por siempre mi safe space, pero ahora se que habrán momento donde tendré que aventurarme fuera de ella.

 

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